La consciencia nos zambulle en la humanidad. La falta de conciencia nos degenera. Si no se pone en práctica la consciencia nuestro vivir se funde en el desequilibrio.
¿Qué es la consciencia?
Primero diremos que no es alterar las percepciones para creernos super-humanos con superpoderes. No es cambiar mágicamente de estado para activar dones y talentos que nos van a hacer que los demás nos reconozcan como seres especiales. Ni es un cambio de estado que nos va a abrir el tercer ojo para desatrofiar la telepatía, la intuición, la clarividencia u otro tipo de capacidades que brillan por su ausencia en la humanidad de hoy.
Sin duda, alterar el estado de consciencia puede abrirnos puertas, a descubrir otros enfoques, otras percepciones de la realidad, pero como indica la palabra ‘alterar’ esta acción desvirtúa en si misma la consciencia básica ligada a lo vivencial.
Creemos importante desmitificar el significado ‘el despertar de la consciencia’ tan de boga hoy en día y que creemos se viste con una mezcla de ‘fantasía y misticismo’. Con este escrito, vamos a intentar devolver su importante significado y sentido que, para nosotros, es mucho más sencillo y esencial de lo que ‘nos venden’, sobre todo algunas corrientes de la ‘New Age‘.
La palabra consciencia nos viene del latín ‘conscientia‘, que significa estar consciente del bien y el mal, de la Verdad y la Mentira.
Ser consciente es estar presente, conocedor de uno mismo, y del mundo que nos rodea, con la intención y la clara voluntad de fluir hacia la realización, aquí en la Tierra, con equilibrio y sentido.
La consciencia nos acerca a la Verdad del Ser, de la Vida. Significa optar por subirse al flujo de la Vida y plasmar nuestra divinidad con coherencia vital desde el Sentir. No puedes estar consciente si no sientes tu esencia divina, tu responsabilidad co-creadora.
Si no abres tu mente, tu corazón y tu aliento a descubrir en cada momento cuanta verdad hay en la realidad que te rodea y diriges tu rumbo vital a transformar aquello que haces en consonancia con el orden y el fluir divinos, no puedes estar consciente.
Tomar consciencia
Cuando realmente tomas consciencia de quien eres, de lo que sientes, de lo que haces, y puedes analizar si tu eje de vida actúa en consonancia con el devenir esencial, es decir, que crea armonía y fluye con la vida, tu espíritu, tu Ser, sentirá la paz y la libertad de libre albedrío.
Ser consciente significa abrirse a saber la Verdad, conocer y a partir de ahí aplicar el filtro del Sentir para poder valorar si lo que nos rodea está alineado o no con la Ley Natural.
Cuando vives en consciencia y estás más en eje con tu Sentir, tus capacidades para reconocer los patrones que rigen el mundo se hacen más patentes. Es a partir de ahí cuando puede parecer que uno tiene más capacidades intuitivas, adivinatorias, de ver de otra manera. Y por ende también tomas conciencia de que se debe cambiar para que ciertos patrones que nos alejan de la Verdad, de la Libertad, cambien.
Ser consciente es saber detectar la Mentira. Prestar atención plena al entorno, al contexto, a la situación que te rodea, te embarga y estar a la vez atento a nuestro Sentir profundo que nos indica las incongruencias, las incoherencias, las intenciones negativas subyacentes que se presentan. No solo las Mentiras del exterior sino también nuestras propias Mentiras que expresamos con el Autoengaño.
La Consciencia y la acción
Ser consciente es Ser Humano con toda nuestra potencialidad divina en acción, utilizando la Conciencia, con conocimiento y coherencia, con el libre albedrío.
El ‘despertar de la consciencia’ sencillamente es poner en acción una Vida Moral, escogiendo libremente, avanzando en armonía con la Vida y con los Seres con que compartimos nuestro camino.
El ‘despertar de la consciencia’ supone empezar a darnos cuanta de los desequilibrios que nos atrapan (mentales, emocionales, incoherencias en el actuar de nuestro día a día,…) y reparar con nuestra decisión y voluntad para transformarnos a nosotros mismos y en consecuencia a nuestro entorno.
No solo se trata de un trabajo interior, también debemos guardar esa coherencia y armonía en lo que nos rodea y debemos desenmascarar aquellas creencias, hábitos que impone la sociedad, que indudablemente es caótica y deshumanizada.
A partir de ahí debemos actuar creando y desarrollando el cuidado, donde podamos y marcando activamente la defensa para frenar la locura del mundo y sobre todo el miedo. Pues el miedo es el ingrediente esencial que lleva a la inconsciencia, ya que el miedo genera confusión, nos impide la claridad mental, y nos cierra el corazón y paraliza nuestras acciones.
Ahí donde hay miedo no hay conciencia.
Ahí donde hay miedo no hay divinidad.
La consciencia aprecia la Vida y la vive con Épica: sin miedo, con alegría, abanderada por el Sentir que se transforma en Sabiduría.
La consciencia nos lleva a la unión, al saber compartido del alma, de todo lo que nos rodea, maravillándonos por la belleza de la vida y combatiendo, minando, aquello que la ahoga.
Un ser consciente no es un ser superior, sino un Ser Humano.
Un ser sin consciencia es un ‘zombie’ programable, vacío, robotizado, que no piensa ni Siente, atrapado por el miedo, por la Mentira, responsable de contribuir al caos del mundo.
Curiosamente, cuando tomas consciencia, aflora la Verdad, a veces cruda, se desmontan paradigmas, se genera una sacudida vital pero a continuación sigue un impulso de llenar esa mochila vacía ahora de mentiras con los ingredientes que te acercan a la Verdad y eso ¡entusiasma!, es decir, te llena más de esencia divina, de ganas de vivir. de Alegría de Vivir.
El ‘despertar de la consciencia’ de cada día
No pienses en un ‘despertar de la consciencia’ como un éxtasis, como un evento mágico que te va a hacer desmaterializar y pasar a otra dimensión superior en otro plano, sino como un baño de Verdad bien frío que te devuelve al ahora y al aquí, pero que te da la oportunidad de ponerte en acción, ponerte a Vivir de otra manera realmente más plena. Se trata de expandir la consciencia sin alejarte de tocar con los pies en la Tierra, subiéndote a los flujos de los ciclos, conectando con la Vida, con todo y no dejándote más engañar, embaucar, ya que empiezas a ser conocedor de los patrones que se utiliza la Sociedad, el Sistema de Control, que rige actualmente el mundo sinsentido.
El ‘despertar de la consciencia’ NO es un botoncito que enciende o apaga la luz, estar dormido y de repente estar despierto, a partir de empezar a ser conscientes debemos iluminar nosotros mismo nuestro camino cada día. Iluminar es adquirir conocimiento de la Verdad que se nos oculta, que se nos enmascara. Es un proceso paulatino, incremental, evolutivo. Entras en un camino. Por suerte tenemos el Sentir para ayudarnos a dirigir nuestro rumbo, pero necesitamos una dosis de valentía para llevarlo a cabo.
El ‘despertar de la consciencia’ NO es hacer viajes astrales para huir de nuestra realidad y fantasear con un mundo de ficción mejor, en el que somos regentes, todopoderosos y después del paréntesis, volver a la rutina de nuestro día a la día insípido, insufrible, con toda ‘normalidad’.
El ‘despertar de la consciencia’ supone la voluntad y intención de hacer uso de las herramientas sutiles que disponemos a nuestro alcance (sueños, astral, viaje chamánico,…) para buscar respuestas y soluciones en nuestro mundo interior (mundo espiritual) y ponerlas en práctica en nuestro mundo exterior, en el tapiz de la Vida, en el mundo físico, en el que co-creamos con los demás.
La consciencia nos lleva a un estado de madurez vital que nos empuja a tomar la riendas con responsabilidad en vez de otorgar el timón a otros.
El ‘despertar de la consciencia’ es la activación del arquetipo del Chamán Interior, el que Ve, el que Sabe, el que Siente y el que actúa de forma creativa con Mente Despierta y Corazón Valiente, en esta y otras realidades.
¡Alura! La Magia de la Vida está en la Alegría del Corazón
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