Quizás uno de los conceptos que a veces nos cuesta más de entender, más incluso que el «no tiempo», sea el de «no espacio-dimensional», el que tiene que ver con la relatividad de la materia.
Si lográsemos liberarnos de esa limitación, comprenderíamos que todo, absolutamente todo, está conectado y comparte la misma esencia porque forma parte del espíritu.
Al igual que no existe el tiempo, no existe la dimensión o mejor dicho, se hace relativa.
El como es arriba es abajo (2º Principio del hermético de correspondencia) nos muestra en un torbellino infinito que todos somos igual de pequeños, que todos somos igual de grandes, porque siempre dependerá de la mirada, de la situación, del enfoque con que nos miremos.
Cuando nos demos cuenta que la clave está en comprender como nos relacionamos, como nos organizamos y como vivimos, es fácil entender, el flujo vital, el flujo del existir tiene un sentido. En este caso, centrémonos en el concepto de lo espiritual, del mundo espiritual que muchas veces buscamos en «dimensiones exteriores».
Lo divino, a lo que otorgamos esa solemnidad, por considerarlo lo más valioso y puro que existe, y a lo que miramos hacia afuera, no deja de ser parte de nosotros mismos a una escala menor, pero igualmente válida. Pues como hemos comentado, el tamaño, la distancia, es una falacia que nos engaña nuestra percepción del mundo físico.
De igual manera que una gota de agua me sirve para conocer, sentir la esencia del océano, el mundo interior es la pincelada de la Divinidad que tengo a mi alcance. Mi parte divina (espíritu), que unida a la de todos, configura la Divinidad en si y confiere la visión espiritual a mi vida.
Si no me miro, interiorizándome y hago aflorar mi esencia, mi espíritu a la vida, el caos y el sin sentido se adueñará de mi mundo exterior y la vida que viva.
Tengo la oportunidad de escuchar y conocer como soy en realidad, y aportar mi paz y equilibrio interior al mundo exterior.
¿Y sabes por qué? : ¡El Espíritu vive en ti!
Fúndete con él a través de tu Sentir y tu Mundo Interior. Y siente en plenitud la Alegría de Vivir. Esta a tu alcance más directo. Atrévete.
¡ALURA! La magia de la Vida está en la Alegría del Corazón.
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