Recuperar la autosoberanía tiene mucho que ver con recuperar las riendas de la vida y con ello, más que pensar solo en derechos, nos lleva a ponernos de frente con nuestra propia responsabilidad: la de manifestarnos en plenitud, la de mostrar nuestra esencia, la de respetar la vida.
Empezando por la vida que yo mismo encarno, otorgándole la atención que requiere, haciéndonos responsables de nutrirla adecuadamente en todos los sentidos. En el físico, por supuesto, porque el cuerpo es parte de nuestro ser y es parte de nuestra responsabilidad, pero también acariciando y nutriendo al espíritu con las experiencias vitales acordes con nuestro Sentir.
Demasiado tiempo nos hemos dejado guiar por la corriente, sin rumbo. Nos hemos dejado alimentar con nutrientes y conocimientos que no nos hacían bien. Hemos seguido las estelas marcadas y nos hemos olvidado de generar nuestra propia estela.
Recuperar la auto-soberanía tiene mucho que ver con gestionar la propia vida. Con liberar el Sentir para ser capaces de desarrollarnos en plenitud. Ser capaz de recuperar la auto-soberanía va ligado a recuperar la conexión natural, recuperar la sencillez de la vida.
Recuperar la autosoberanía es ser capaz y responsable de generar el propio alimento, el propio cobijo, y ser capaz de generar mi propio valor para poderlo compartirlo con el mundo. Y así, si todos cumpliésemos responsablemente nuestro acometido, crearíamos una red preciosa que tejería la armonía en el mundo.
Una manera de entenderlo es el «Bien Común» en esencia. El Bien en comunidad, el compartir, dar y recibir. Con la auto-soberanía soy yo mismo quién dirige mi cuerpo, mi alma, mi vida y lo nutre con alegría y sentido, buscando el equilibrio y aportando el equilibrio y armonía a mi entorno.
Ha llegado ya el momento de empezar a recuperar tu autosoberanía
Cuida lo que comes.
Cuida lo que creas.
Crea lo que necesites y consumes.
Poco a poco, cada vez dependiendo menos del sistema de sociedad actual.
Aliméntate de sol, aire, agua, de los frutos de la tierra y claramente siembra, respeta, cuida, limpia y nútrelos tú a tu vez.
¿Eres consciente de cuanto dependes de ti?¿Y de cuanto dependes de otros en tus hábitos, en tus sueños, en tu agenda de vida? ¿Te has parado a valorarlo?…Quizás justamente sea este el momento que te estaba buscando.
Analiza que porcentaje de ti está presente guiando lo que haces en suficiencia. ¿Y que porcentaje de ti está encadenado a diferentes tipos de yugo: el sistema, el dinero, la moda, la familia y sus costumbres, el materialismo, el conformismo, las complicaciones del mundo, la tecnología,…?
Siendo autosoberano serías capaz de aportar a la vida la luz que necesita. Podrías crear un mundo en armonía pues tu mismo serías armónico con la naturaleza de la vida, su belleza y su sencillez.
Aprender a vivir en autenticidad…¿Tanto nos cuesta?
Da tus pasos, si lo sientes, para que la gestión vital sea cada vez más parte esencial en tu «modus vivendi», aunque con ello implique que debas eliminar cosas, desaprender otras o soltarla y empezar con humildad de cero. ¿Que sensación te genera está idea?¿Miedo?¿Alegría de vivir? Párate y obsérvate por unos momentos proyectando en ti esta posibilidad.
Seguramente, dando esos primeros pasos, estarás mucho más cerca de sentirte pleno de lo que lo hayas estado con anterioridad, por muy cargado de conocimiento y bienes materiales estuvieras.
Despójate de lo que no es vital y llénate de ser responsable de ti y tu paso por este mundo.
Empieza hoy a empoderarte.
No dependas de lo externo más de que lo que dependes de tu corazón que late y que te guía en tu rumbo.
Que no te quede el mal sabor en la vida de haber ido contra-natura por desidia. De no haber intentado ser libremente tú. Solo iniciar el cambio, ya habrá merecido la pena.
Decide ser pionero de tu vida. Está en tu mano, y nadie mejor que tú tiene los recursos para lograrlo. Sin saberlo (y lo decimos por experiencias) posiblemente ya los tienes o están a tu alcance si te paras a sentir, pensar y planificar en ello. Y sobre todo, si empiezas a actuar!
¡ALURA!La magia de la vida está en la alegría del corazón.
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