Muchas veces utilizamos la expresión «pero la intención era buena…» o «lo importante es la intención» como justificación de acciones que emprendemos y resultan negativas. Creemos que con una «buena intención» nos legitimiza para realizar una acción y nos «libera» de los posibles efectos negativos que pueda tener.
Pero no hay nada más alejado de la verdad. La buena intención es una condición NECESARIA, la buena intención es muy poderosa, pero NO ES SUFICIENTE para garantizar una buena acción, un buen comportamiento. Ya no digamos sobre el origen de la intención en si. En el fondo ¿Lo hacemos por MIEDO o lo hacemos por AMOR a la vida?
Es importante tener presente que no solo por partir de una buena intención vamos a tener una acción correcta. Es decir, si lo que hacemos es malo, no se ajusta a la Ley Natural/Moral, el resultado que consigamos y sus consecuencias no van a ser buenas, independientemente de la intención subyacente (normalmente haremos acciones incorrectas porque la intención «buena» en verdad es una intención disfrazada de «buenismo» generada a partir del MIEDO. El autoengaño es el arma más letal contra nosotros.
¿Cómo valorar si una acción es correcta?
Para valorar si una acción es correcta o incorrecta, en primer lugar tenemos que validar que nos mueve a llevarla a cabo. Si lo hacemos por imposición, si nos sentimos obligados, si lo hacemos por tradición, o por si el contrario nos encontramos libres, es decir, somos autoridad para llevarla a cabo.
También es importante que validemos lo que sabemos a cerca de lo que vamos hacer. Si la información que tenemos es suficiente y de calidad y que nos dice a nuestro Sentir. Muchas veces realizamos acciones sin haber contrastado la información que tenemos, sobre todo si solo nos basamos en información «oficial» de un planeta engaño. A estas alturas, ha quedado más que demostrado en la gran mentira que nos han hecho vivir, en todos los ámbitos.
A partir de ahí, una vez comprendida la conciencia de libertad de acción y sabiduría, es importante indagar sobre la voluntad, la motivación. el porqué queremos hacerlo. Es de importancia tener claro el propósito. Entendemos que el propósito debería estar alineado con nuestro rumbo, nuestro Sentir.
Tendremos que tener presente en ese sentido a donde nos lleva esa acción. Si nos ahonda en una mayor responsabilidad, si nos hace mejores, si nos hace avanzar en el desarrollo de nuestro plan.
Evidentemente no hemos de perder de vista el contexto, las circunstancias, el entorno.
Por una parte el entorno puede estar influenciándonos en presionarnos para tomar una elección rápida, en sentirnos inmersos en modas, en tendencias que puedan aturdir de manera que infravaloremos nuestra libre voluntad. Podemos encontrarnos en una situación de peligro, de autodefensa, podemos tener a otras vidas a nuestro cargo (pensando en niños principalmente) y debemos en cualquier caso tener en cuenta al entorno, a quién nos rodea, pues todo, absolutamente todo lo que hacemos modela la creación del mundo y es nuestra responsabilidad de movernos con ritmo ordenado.
Nada de ir al tun-tun, a la deriva, a golpetazos, a marchas forzadas, en círculos destructivos,…
Debemos tener presentes las máximas de la Ley Natural
- No hacer daño
- Cuidar como me deberían de cuidar a mi mismo.
- Evitar que el mal se propague.
Por lo tanto tendremos que validar desde un eje equilibrado, con conocimiento y conciencia, por qué, en que estado, por qué motivo y con que fin estoy realizando la acción que quiero hacer y si esta acción no daña o vulnera los derechos de otro, ni los míos, o si la acción protege los derechos también.
Será muy interesante hacer el ejercicio de visualizarte con la acción ya realizada, para ver donde se sitúa y si te hace sentirte más realizado a ti, mejor persona, avanzar en el propósito ¡adelante entonces!
En cualquier caso recordemos que generalmente no tenemos la verdad absoluta y es nuestro deber revisar y rectificar nuestras acciones, nuestras creaciones. No somos infalibles ni buscamos la perfección pero si la línea pulida del camino.
Siempre es preferible, si es posible, pararse, meditar desde el Sentir y decidir a hacer caso omiso y después arrepentirse de haber actuado inconscientemente. Pero en ambos caso podremos auto-observar y reprogramar y rectificar y se hace falta enmendar o compensar si nuestra acción resulto finalmente fallida. Aunque pongamos toda la intención, la atención, el cuidado y el discernimiento que en ese momento tengamos a nuestro alcance, siempre existe la posibilidad de equivocarnos. Lo que hay que hacer es revisar continuamente.
Preguntas a realizarte
Ahora si quieres puedes poner está explicación en preguntas:
Ante una posible acción, situarse en el contexto:
- ¿Hay presión?¿Hay prisa?
- ¿Lo hago porque es la tendencia convencional?
- ¿He valorado alternativas?
- ¿Peligra algo de mi vida, siento alguna amenaza?
- ¿Hay más implicados?¿Es una acción que debería ser conjunta?
Tomar Conciencia:
- ¿Actúo libremente?
- ¿Me lo imponen?
- ¿Sé lo suficiente del tema para decidir?
- ¿Soy autoridad? Para ser autoridad debes tener la libertad, el conocimiento y sabes para que lo vas a utilizar y sabes que no vas a hacer daño.
Según tu estado:
- ¿Estoy en eje con mi Sentir?
- ¿Lo hago desde la Serenidad, desde la Alegría, el Entusiasmo?
- ¿Lo hago desde el miedo, la euforia, el placer inmediato, evitar el dolor, desde mantener la comodidad, desde el apego…?
Habría que hacer un punto especial para el tema económico, ya que muchas veces tomamos las decisiones bajo este punto.
Proyección según Ley Natural:
- ¿Perjudica a alguien mi acción?
- ¿Evita algún mal mi acción?
- ¿Cómo estaré con la acción?¿Seré mejor?¿Estaré avanzando en mi propósito?
- ¿En que propósito enmarco mi acción?
- ¿Qué consecuencias posibles tiene mi acción?¿Para mi?¿Para mi entorno?
- ¿Es una acción para mi, para la comunidad, involucra a niños?
Valorar la no acción:
- ¿Qué pasa si no realizo la acción? Si no realizo la acción debo analizar su impacto.
- ¿Es necesaria la acción?
- ¿Cómo me siento en pensar no hacer la acción?¿Me siento más cómodo?¿Me siento reprimido?
- ¿Existen mejores alternativas?
Finalmente puedes visualizar el estado una vez realizada la acción y proyectar para valorar el entusiasmo final resultante. ¿Cómo te sientes?¿Te gusta lo que ves?¿Qué te dice tu Sentir?
NOTA:
En el día a día podemos observar que se realizan continuamente acciones incorrectas, dañinas, que van contra el fluir y la armonía de la vida y que se desarrollan con el total convencimiento de que se hace desde la más noble buena intención: vease la sobreprotección excesiva de algunos padres sobre los hijos que no les dejan florecer y les causa daño (léase papa estado con todas las obligaciones y prohibiciones contra-natura ante los ciudadanos que los somete a su designio), la sobre medicación tóxica para prevenir males que seguramente nunca se darán,… Podrás observar que todas llevan la cantinela «lo hacemos por tu bien»… ¿De verdad? Todo lo que sea prohibir, obligar, hacer obedecer,… debe ser revisado cuidadosamente.
Corregir nuestras malas acciones en nuestro día a día es determinante y está a tu alcance. Empieza poco a poco, con acciones y comportamientos sencillos y la maravillosa acción del efecto compuesto producirá resultados espectaculares en tu vida a medio/largo plazo.
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