El Efecto Compuesto
Según parece, el famoso científico Alemán, Albert Einstein, decía que el «Interés compuesto» era la octava maravilla del mundo y la fuerza más poderosa del universo.
El interés compuesto se aplica al mundo financiero, y a diferencia del interés simple, es el que te permite reinvertir los beneficios acumulados, con lo que cada vez se aplica sobre una cantidad de dinero mayor y se produce un crecimiento exponencial de los intereses a medio/largo plazo.
En este artículo no vamos a hablar sobre el interés compuesto y su potencialidad (aunque si no lo conoces, te recomendamos que investigues sobre ello), sino que vamos a tratar un concepto más genérico que lo engloba: «el efecto compuesto», y que es aplicable en las acciones que emprendes en tu día a día.
La base fundamental del efecto compuesto es que utilices el tiempo y tus recursos a tu favor, aplicando y trabajando de manera consistente, y teniendo en cuenta su impacto el medio/largo plazo.
El principio básico sobre el que se fundamenta es que pequeñas acciones sostenidas en el tiempo producen grandes resultados.
Su fórmula es: acciones pequeñas e inteligentes + constancia/disciplina + tiempo = Grandes Resultados.
Un ejemplo práctico.
Vamos a ver un ejemplo práctico, simplificando mucho la potencialidad del efecto compuesto.
Imagina que quieres profundizar en conocimientos de cualquier temática. Para ello, una fuente directa podría ser la lectura de libros relacionados con esa temática.
Ahora bien, puede que no tengas el hábito de leer, o se te haga una montaña la idea de leer un libro ya que no estás acostumbrado,… yo que se, cualquier cosa que tengas que te suponga un impedimento.
Si te propones dedicar 15 minutos al día a la lectura, teniendo en cuenta que puedes tardar al principio 3 minutos (una exageración en muchos casos) en leer una página, al principio puedes llegar a leer 5 páginas/día. Esto es una pequeña acción ¿Lo ves viable verdad? ¡Casi todo el mundo es capaz de leer 5 páginas al día! ¿no?
Si mantenemos la acción sostenida en el tiempo, llegaremos a leer 150 páginas de promedio en un mes, y eso posiblemente sea ya un libro de promedio al mes ¡Que bien, hemos subido a la montaña que suponía leer el libro!
Y si mantenemos todavía más la acción en el tiempo, en un año habremos leído 12 libros!. ¿No está nada mal, verdad?
Y aún más, si lo mantenemos durante más tiempo, en cinco años habremos leído 60 libros!!! quizás suficiente para empezar a considerarnos que podemos ser una referencia en la materia…
Y eso sin tener en cuenta, que con la acumulación de nuestro conocimiento y la lectura continuada podemos aumentar el ritmo de lectura, e incluso el tiempo que dedicamos a ello ya que posiblemente disfrutaremos más,…
La problemática actual
Parece fácil y evidente, pero la mayoría de nosotros no aplicamos estos cambios a nuestra vida porque los resultados se ven a largo plazo (5 páginas al día no significa nada importante,…pero quizás 12 libros al año si lo sea).
Vivimos en una sociedad que quiere la recompensa inmediata (mentalidad del microondas), lo cual en muchas ocasiones es un gran error. Tanto en la vida como en los negocios.
Es importante saber trabajar y ser paciente en los resultados a medio/largo plazo, sin dejar de ser rápidos y activos en el corto plazo.
Por otra parte, hemos de tener en cuenta que una acción suficientemente sostenida en el tiempo normalmente se convierte en un hábito. Con la práctica y la repetición, todos los hábitos, sean buenos o malos, se tornan automáticos con el tiempo. Y las personas, sin ser consciente de ello, somos seres que se rigen principalmente por sus hábitos. Así pues la mayor parte de la gente no controla su vida, sino que se deja controlar por sus hábitos y costumbres. Por lo tanto, nos incumbe a nosotros mismos de manera consciente cambiar aquellos que nos hacen mal y hieren y adoptar aquellos que nos propulsan en la dirección deseada.
Y ahí radica uno de los problemas que nos encontramos, ¿Cuantos hábitos están alineados con nuestros objetivos y nos acercan a nuestro propósito vital?
En el fondo, podemos ver que son las pequeñas cosas que hacemos sin darnos cuenta y no nos convienen que nos llevan hacia mayor mal. Aunque no lo queramos admitir: ¡Todo cuenta!
Y el efecto compuesto está ahí, actuando sobre todo lo que hacemos de forma continuada, ¿Por qué no utilizarlo a nuestro favor.
¿Como poner en marcha el efecto compuesto a mi favor?
Para ello, primero tendremos que definir nuestros objetivos y metas que nos lleven a nuestro propósito vital actual desde nuestro Sentir. Esta alineación nos provocará una motivación y empuje vital natural, sin hacer nada especial. ¡No comentas el error de abordar metas que no son tuyas!
A partir de definir los objetivos y metas, podemos hacer una introspección durante, por ejemplo, 30 días, y apuntar todas las acciones que vamos detectando que realizamos cotidianamente.
Al utilizar este sistema de anotación, empezamos a tomar consciencias de las pequeñas cosas positivas que realizamos para lograr nuestro objetivo, así como aquellas que nos alejan de él.
Ello nos permite auto-corregirnos, proponiéndonos nuevas pequeñas acciones, eliminando o modificando existentes. Si lo hacemos de manera consistente, a largo plazo, obtendremos resultados extraordinarios.
Si queremos obtener los resultados del efecto compuesto, hay que empezar inmediatamente a implementar algunas de dichas pequeñas acciones, ya que el primer paso es siempre el más difícil. No hace falta incluir todas las modificaciones de golpe, podemos planificar de aplicarlas durante el tiempo futuro. Si empiezas con dos o tres, ya es mucho más que nada.
Identifica tu ritmo, tus ciclos, empieza por las que te sean sencillas a ti de aplicar,…
Según El Efecto Compuesto, nuestras vidas se podrían resumir con la siguiente fórmula:
Elección (nuestras decisiones) + actitud (nuestras acciones) + hábitos (nuestras acciones repetidas) + acumulación (en el tiempo) = Consecución de Objetivo
La magia del «Momentum»
Si eres perseverante, paciente y superas el primer espacio de tiempo en el que no verás resultados significativos, llegará la magia del «impulso» o «momentum», generado por la acumulación de los verdaderos buenos hábitos implementados. Y gracias a él, empezará a cristalizarse nuestro éxito y veremos los primeros resultados de forma exponencial. El efecto y la inercia imparable de bola de nieve se produce.
Pero el «momentum» también puede jugar en nuestra contra y, si en vez de buenos hábitos tenemos malos hábitos, será despiadado con nosotros.
Resumiendo
Un posible proceso para utilizar el efecto compuesto a nuestro favor sería:
- Hacer elecciones basadas en nuestros objetivos y nuestros valores fundamentales, desde nuestro Sentir y alineados con nuestro propósito vital actual.
- Adoptar actitudes positivas para que nuestras elecciones se conviertan en una realidad.
- Repetir estas acciones durante un largo periodo de tiempo para que se conviertan en hábitos.
- Instaurar rutinas y rituales en nuestra vida cotidiana de forma consciente y que nos conecten con nuestro propósito vital y mantengan viva nuestra motivación.
- Mantenerse consistente durante un periodo de tiempo a medio/largo plazo
Has de considerar que muchas buenas resoluciones fracasan puesto que no hemos instaurado un correcto sistema de ejecución y puesta en práctica. ¡Es fundamental la puesta en acción, lo vivencial!
Hay que tener en cuenta nuestro entorno
Sin embargo, hay que saber que estas actitudes, elecciones y hábitos muchas veces vienen influenciados por fuerzas externas muy potentes provenientes de nuestro entorno (familia, entorno laboral, mundo social, medios de comunicación…).
Si deseamos proseguir con nuestra trayectoria positiva hacia nuestros objetivos, debemos de utilizar estas fuerzas para que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos en vez de que nos hagan descarrilar.
Para ello, se recomienda llevar una dieta mediática consciente.
Existe un estudio que dice que somos la media de las 5 personas con las que mayor relación tenemos. Por lo tanto, también es posible que debamos implementar cambios respecto a las personas de nuestro entorno.
A considerar en los momentos difíciles
Cuando las condiciones son óptimas y no hay ni tentaciones ni obstáculos, es muy sencillo alcanzar nuestros objetivos.
En cambio, es en las situaciones complicadas cuando debemos ser más perseverantes para lograr nuestros objetivos. Esto es precisamente lo que marcará la diferencia entre la gente que tiene éxito y la gente que se queda en la mediocridad.
Si perseveramos en los momentos de mayor dificultad estaremos acelerando nuestro éxito. Si nos mantenemos en nuestro verdadero camino con corazón valiente y alegre (porque así lo sentimos), a pesar de las adversidades que se nos muestren y presenten estaremos acelerando nuestro éxito (la consecución de nuestro propósito vital), hacia niveles impresionantes.
¡Ahí está el gran reto! Pon a trabajar el «efecto compuesto» a tu favor!
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