Cuando empezamos a tomar consciencia, a darnos cuenta, de que nuestras acciones, nuestros comportamientos, tienen un impacto en lo que cosechamos en nuestra vida, que existe una Ley de Causa/Efecto (es tan real como la Ley de la Gravedad) que rige nuestros comportamientos, empezamos a plantearnos como revertir las huellas de nuestras acciones erróneas en el pasado para evitar sufrir las consecuencias negativas en el presente y en el futuro.

No hay una fórmula exacta, un método preciso. Dependerá del nivel de profundidad, en el plano que te muevas, de que si tu acción/causal es drástica, de si es puntual o continuada en el tiempo para ver los resultados en tu vida.

Piensa que a cada respiración estás modificando, planificando, modelando, sentando tu marco vital, en todos los planos (físico, mental, espiritual).

Si constantemente alimentas tu cuerpo con mala comida (veneno), vas a sufrir las consecuencias.
Si es algo esporádico, el efecto será menor.
Si te emborrachas a cada dos por tres, estarás llamando a tener un problema de salud antes.

Y al revés, si empiezas a tomar acción, a cuidarte, a ejercitarte, las suma de la constancia de tus acciones (el efecto compuesto) te va a repercutir positivamente en el futuro. Algunos resultados serán visibles antes y otros a largo plazo.

Lo mismo en los otros planos. Si alimenta constantemente tu pensamiento con negatividad, con ideas destructivas, catastrofistas, desalentadoras, vas a modelar tu día a día para modelar, incluso inconscientemente, ese marco perjudicial que te has diseñado incapaz de ver otras opciones a tu alcance, que tus ojos no van a percibir, pues no entran en tus planes.

Si tu planteamiento vital está alejado en el Sentir, basado en paradigmas erróneos que te alejan de la Verdad, vas a tender al desequilibrio en tu vida, a la angustia, y vas a tener que rectificar.

¿Podemos entonces neutralizar los efectos de huellas negativas que están actuando en el presente?

¡Por supuesto!

El primer paso es tomar consciencia de la desavenencia, del sufrimiento, de la incoherencia, darse cuenta de en que momento estamos, quienes somos, que queremos.

Si podemos intuir ese desorden, ese mal, podemos ponernos manos a la obra y sembrar aquello que lo contrarreste.

A mas grande sea el mal resultante, más esfuerzo deberemos aplicar en lo nuevo.

Pero es normal, pues más anhelo tendremos de querer salir de ese atolladero, de compensar de forma natural el desequilibrio, tanto en nosotros, como en el lugar o la persona en que se ciñese esa siembra negativa, ese mal desequilibrador.

Se trata de reflexión, de comprensión, de decisión y de toma de acción consciente.

Ahora ya sabes, por experiencia y conocimiento, lo que pasa siguiendo patrones erróneos. Al tomar conciencia, puedes decidir permitirte cortar ese patrón, desterrarlo de tu vida, elegir conscientemente lo correcto para obtener la acción o el resultado deseado.

Los momentos santos requieren una pausa, una toma de conciencia y una decisión.

La toma de conciencia incluye el tener presente la causa y consecuencia, que cualquier acción tiene su consecuencia e implica una responsabilidad.

Quizás ahora se entienda mejor lo de poner la otra mejilla. No se trata de «buenismo», ni dejar de poner límites, ni dejar de utilizar la fuerza. Pero en un momento dado, tú tienes el control y tu acción, la de no seguir alimentando una batalla, que puede ser rompedora, e iluminar incluso a tu oponente, pero sobre todo, vas a saber que en ese momento vas a evitar una guerra que es el efecto que no deseas.

Tómese este ejemplo muy en el sentido de auto-empoderamiento, tú eres el que controlas las consecuencias, nunca en el de aceptar la violencia, la injusticia,… Tú estás más allá del impulso visceral porque eres consciente del control de las consecuencias.

Es una visualización desde fuera, una anticipación que nos da una constante oportunidad de obrar milagros en nuestra vida. Pasa por el pensar, reflexionar y sobre todo Sentir. La vida no es el impulso ciego, y nuestro estar presente y Sentir nos aporta una estabilidad y paz vital que tiene un valor incalculable. ¡De ahí nacen los verdaderos milagros!

Cuando decidimos alinearnos de nuevo, con alma pura, en coherencia al Sentir, se rectifica con poder y gracia esas huellas que nos envolvían y no alejaban del ser. No es simplemente magia, requiere conciencia, valentía, decisión y esfuerzo en acción.

¿Cómo conseguir efectos positivos?

Una de las primeras prácticas ya lo indicábamos. ¡Sonríe más, abraza más, siembra! Vas a ver inmediatamente los frutos. Lo vas a Sentir.

Cada vez que tengas un pensamiento negativo, proponte sembrar algo bueno. Verás como el jardín de tu vida se beneficia. No hay vuelta atrás. No te quedes en los reproches. Pasa a la acción. Adelántate.

Cuando centres tu energía, tu luz, tu voz, tu corazón, en crear, todo aquello que forma de tu pasado y te desagrada perderá poder por momentos. Es fácil de comprobar. Este cambio de actitud tiene efectos inmediatos.

De nuevo insistimos: no te centres y obsesiones en el pasado. Solo aprende de él.  El pasado forma parte de tu trayectoria de aprendizaje pero tu tienes el poder, los mandos, la decisión. No hay causa que pese tanto como para hundir una acción creativa que parte del anhelo puro. Tu modificas, tu manejas y creas. Ahora! En un ahora constante que creará un nuevo mañana.

Que no te líen. Que no te engañen. El triunfo está en ti, en tu control vital, en tu soberanía de libre albedrío. Eso es lo que cuenta.

No puedes sentir que te va mal si estás convencido de lo que haces y lo haces alineado a tu Sentir.

Avanza imparable aunque no tengas pies, aunque estés encerrado, porque eres libre y dueño de tu elección, de tu mundo interior.

¿Eso de que no vemos el efecto de las acciones malvadas de muchos que parece que la vida le sonríe?

Es erróneo creer eso. La primera consecuencia de esas acciones es la desconexión total con la esencia, el Ser, el Sentir. El primer desastre es dejar de ser humano. Imposible encontrar la calidez de espíritu. Llevar una vida de vacío por muchos lujos o beneficios materiales que puedan parecer que tienen. La peor consecuencia es ese vacío del alma.

La vida no les sonríe porque no están vivos, no forman parte de la vida. No pueden jugar, ni crear, ni experimentan la plenitud, la dicha.
Cuando alguien elige llevar una vida desde el NO SENTIR, sobre el rencor, la envidia, los placeres,…cuando no se es coherente con el Ser, la desarmonía, tarde o temprano hace mella, ya sea físicamente o emocionalmente.

En el mecanismo de causa y efecto, el Sentir tiene un papel transformador, transmuta, da la opción de convertir lo sucio en bello, la paja en oro, para que una vez filtrado por el Sentir, el efecto empiece a ser diferente porque nosotros somos diferentes.

En el proceso nos convertimos más sabios, más conscientes y nuestras acciones va a ir en otra línea, con otra energía, con un propósito opuesto al no propósito consecuencia de haber ido a la deriva o haber sembrado mal.

La inacción también tiene consecuencia…dejarse ir a la deriva que es no tomar acción consciente, puede ser un grave error.

Analiza, cerca aquello que no va bien, que no formaría parte de tu vida y siente desde el corazón, imagina y crea con tus acciones, con tu plan de vida, las semillas del futuro que te pertenece.

Prácticas:

¿Qué pasa si chillan y yo chillo más?
¿Qué pasa si hay desorden y pongo orden?
¿Qué pasa si hago un regalo sorpresa, algo positivo por alguien?
¿Qué pasa si digo palabras amables?
¿Qué pasa si siembro una planta y le doy atención o no le doy atención?
¿Qué pasa con aquello que es resultado de una inacción

La clave es pasar a la acción con conciencia de los posibles efectos. Observarlos. Corregir si hace falta. Que sea una práctica constante en tu día a día.

NOTA: Es muy importante tener claro la poderosa acción del efecto compuesto y que «no todo vale, pero si todo cuenta«. Ya no hablemos de entender el funcionamiento de la Ley Natural, la Ley Moral que rige sobre los seres sintientes, con capacidad de discernimiento del bien y el mal