Perdonarte a ti mismo es posible y es necesario.
Perdonarte a ti mismo es uno de los pasos más importantes de reconocimiento propio para poder avanzar.
Es un momento especialmente sagrado que debería colmarte de gozo.
En primer lugar, te sitúa frente a frente con la Verdad. Te quita la máscara del autoengaño y te hace ver que en un momento dado tuviste una mala elección, obraste mal. Quizás dañaste en consecuencia a alguien o incluso fue a ti mismo a quien perjudicaste.
Ese reconocer lo que ES sin tapujos es un paso firme hacia la propia comprensión, hacia un rectificar el camino vital con otra mirada, la de quién tú ahora eres.
Hay mucha gente que no quiere ver la Verdad, o si la ve, prefiere quedarse en la justificación. No se trata de eso. Ni tampoco de quedarte en el dolor sempiterno, recrearte en el dolor como si infligirte a ti mismo ese daño continuamente sirviera de castigo reparador. Como si ese tipo de castigo te sirviera para enmendar el mal, pero no es así. Ese tipo de castigo que eterniza la culpa no es sano, ni sirve de nada positivo, solo sirve para alimentar el rencor hacia uno mismo. Y donde hay amargura no se puede sembrar lo nuevo ni rectificar el camino.
Lo más importante de reconocer nuestro error es que nos abre las puertas al cambio, a la acción.
Nos situará en el presente con una autoconciencia, un conocimiento de nosotros mismos superior y a la vez también del camino correcto, la de la Verdad, la de la rectificación.
Nos hace beber de la fuerza sanadora de la responsabilidad y la propia valentía que nos brota del corazón. La luz sanadora y amorosa que nos hace aprender de nuestra acción pasada, a la vez nos empuja y encamina con nuevo aliento para regenerar en lo posible el daño, para sembrar lo nuevo, para emprender, para dar cabida a ese YO más consciente en acción.
Después de reconocer lo que ha sido, es importante verbalizarlo. El hecho de compartirlo con otros compañeros de camino puede ayudar. Si en tu acción lastimaste a alguien, dile que lo sientes si en verdad es así en tu corazón. Si ya no puedes decírselo, escríbelo, plásmalo en palabras sobre el papel. Si es a ti mismo a quién debes perdonar, hazlo así también si te resulta más fácil. Escríbele a ese Yo tuyo del pasado, desde tu mirada actual, más consciente, para ayudarle, arroparle.
Piensa que ese Yo tuyo actuó por las circunstancias del momento, con su nivel de conciencia. Quizás no tenía mucha elección. Quizás simplemente se equivoco. No somos perfectos. No somos Dios en completitud, solo parte de él.
Sin embargo este camino vivido nos sirve de aprendizaje y nos hace comprender quienes somos ahora, que sin estas experiencias no habría sido posible.
Arrópate, quiérete, por quien fuiste en ese momento, porque fue un peldaño de tu fase vital. Pero déjalo ahí, porque AHORA tú eres otra conciencia creando vida nueva. PERDÓNATE. Ello quiere decir que te das completamente, que sigues amando tu Ser y la Vida, más allá de lo que fuiste, enfocándote en lo que eres y sembrando con conciencia y con alma lo que vas a Ser.
A partir de ese perdón sincero, piensa en lo que puedes hacer. Date amor y respeto. El respeto es mirarse en el espejo, aceptarse y valorar lo que eres. Es el paso previo para poder dar a los demás y a la Vida.
Perdonarte te servirá para poner en marcha tus dones verdaderos en Rumbo, rectificando lo que haga falta, con la mirada completamente en lo nuevo. Mira hacia adelante con los ojos libres de lágrimas, con el corazón contento por compensar y por compensarte.
Solo si crees que hay una motivación concreta persistente, que fue la que te empujo a obrar de manera equivocada, ahora que has tomado conciencia, pon empeño en sanarla, en corregirla, en acabar con ella, para siempre.
Pero piensa que el poder del arrepentimiento cuando se combina con el perdón verdadero, se traduce en Amor y Alegría Vital a través de la acción.
Debes vivir. Debes crear. Siendo lo que tu eres ahora y poner todo tu corazón, tu sabiduría y tu energía en labrar un camino que compense tu sendero pasado, para equilibrar la energía, para compensar,… Pero no te preocupes, en ese punto de inflexión, en ese momento sagrado vas a Sentir precisamente esa motivación, ese impulso, vas a saber lo que hacer.
Abre tu pecho. Respira hondo. Mírate tu mirada. Mírate el fondo de tus ojos. Sonríete. Abrázate. Pon música y danza con ese nuevo tú que consciente, responsable, elige VIVIR, seguir el camino con Valentía.
No te escondas más y menos en el auto-rencor, en la auto-culpa, en la amargura. Tu Ser, quien eres ahora, quiere lucir, quiere y debe brillar para ser muestra viva de superación y de maestría.
Devuélvete tu ALURA a tu Vida, porque la magia de la Vida reside en la Alegría de tu Corazón, y mereces ser feliz en plenitud.
Sentir el sabor de la Verdad, del gusto del Buen Rumbo. Que tu guía interior no sea un juez que te guillotina, que sea la voz que te aliente a seguir amando a la Vida.
RITUALES
HOPONOPO… LO SIENTO.PERDON.GRACIAS.TE AMO.
BAUTIZO DEL NUEVO YO DEL PERDÓN.
‘El respeto es mirarse en el espejo, aceptarse y valorar lo que eres’
‘Devuélvete tu ALURA a tu Vida’
‘ Que tu guía interior no sea un juez que te guillotina, que sea la voz que te aliente a seguir amando a la Vida.’
Mucha razón. Yo me machaco mucho con la culpa cuando me equivoco. Me siento fatal y cargo esa mochila de culpa que pesa tanto. Me cuesta mucho vaciarla, pero poco a poco voy aprendiendo a hacerlo para poder avanzar ligera con mis decisiones y acciones. Muchas gracias por todo y compartir con todos esta verdad😘