Y quizás suena lo contrario. Arrepentirse puede parecer señal de error, de fracaso, de perdida. Lo asociamos con algo malo, con castigo, con impotencia,… Sin embargo se trata de una poderosa herramienta que esta a nuestra disposición para avanzar, mejorar, conocernos y amarnos más.
El arrepentimiento es ese momento sagrado en el que nos reconocemos como fuimos y como somos ahora en verdad. Es un momento de «creck» interior, de encajar algún tipo de disonancia en nuestra vida, que por fin encaja, que genera más armonía.
Pero ello no implica que sea sin dolor, porque un reajuste necesariamente conlleva un movimiento, un abrir nuevo paso, un romper con algo que puede que se traduzca en ese llamado «dolor», un dolor de las entrañas del alma.
Es significativo de haber tenido una iluminación que nos lleva a comprender mejor la verdad y la realidad.
Cuando se produce el arrepentimiento, realmente estamos en conexión con el corazón, con el Sentir, con nuestro verdad del Ser desnudo, y que ha arrancado su máscara.
Es tiempo del arrepentimiento
El arrepentimiento implica reconocer una acción, una manera de ser, de actuar que nos duele ahora con nuestra manera actual de Sentir y reconocer la vida.
Sin embargo, esta verdad lleva implícita una doble consecuencia, que es la de saberse en otro estado, en una conciencia diferente, que analiza su anterior versión precisamente porque ahora es otro ser con otra energía y que por tanto empatiza y siente ese vacío, ese desencaje al revisar como fue, como actuó.
El arrepentimiento para con una acción que ha dañado a otro Ser puede ser que sea uno de los primeros que nos viene en mente. Cuando el arrepentimiento sale del corazón, se estará en disposición de recibir el perdón de esa otra persona, pero en realidad, el paso imprescindible es el perdón también a uno mismo.
Darse cuenta de que en esta línea temporal ya no hay tiempo de dar marcha atrás más que en la propia revisión interna de observador consciente que ya ha avanzado a una mejor versión de si, es la manera de devolverse el equilibrio, la posibilidad de recuperar la paz.
Perdón. Lo siento. Me equivoqué. Me engañé. Me han estado engañando. Pero ahora soy consciente de ello y de quién soy y retomo mi poder y mi verdadero camino a partir de mi Sentir. ¡Te amo!¡Me amo!¡Gracias!
La paz interior
La paz de espíritu se va a conseguir, precisamente, dando vida a resarcir con nuestra nueva energía y nueva visión de Sentir la vida a un proyecto, a una acción, que con este Sentir puro devuelva el equilibrio de nuestra acción errónea que nos ha estado chirriando y no nos gusta y por tanto nos arrepentimos. No solo nos devolveremos la paz a nosotros sino que contribuiremos a equilibrar nuestro entorno.
Olvidémonos de los castigos. También de los autoimpuestos, pues no tienen más sentido que el alimentar más la acción errónea, seguir dándole aliento y no conseguimos equilibrio alguno, sino un cierto «regocijo» insano del mea culpa aprendido que además nos impide pasar a la acción equilibrante del nuevo Yo. Siempre construir en positivo.
Si has destruido, crea belleza.
Si has hecho daño, siembra amor.
Si has elegido mal, rectifica el camino.
Siempre puedes dar alas a tu vida para enmendar, redirigir desde el corazón acciones que compensen tu «mal».
El arrepentimiento sin acción se queda diluido, si en tu mano está hacer un bien compensatorio.
Que tu arrepentimiento no sea quejoso. No sea una canción victimista mortal, que te impida vivir. Que sea sincero y entonces se convertirá en depurador y en empoderador de la verdad de quién eres ahora.
Ejemplo: Si estoy arrepentido de haber dedicado «x» tiempo a hacer algo, en el fondo lo que estoy reconociendo es que Yo, AHORA, lo que siento es que necesito dedicar mi tiempo y encaminar mi vida de otra manera, y por lo tanto debería hacerme caso y no deleitarme en ser victima de mis pensamientos sobre el pasado.
Párate. Reconócelo. Y prémiate dándote el poder de decidir cambiar en tu vida, con pasos buenos, con buen rumbo y con la certeza de saber mejor quién eres, porque ya sabes quien no quieres ser. Un arrepentimiento es un saber más sobre ti.
Ya has tenido la experiencia de saberte hacedor de algo «non grato» que te hizo tomar un rumbo equivocado. Ahora lo sabes. Pero ahora eres tú, con tu Sentir consciente quien toma las riendas y eso debe darte suficiente fuerza y convicción para iniciar un camino de reequilibrio, y trasmutar esa tristeza inicial, de reconocerte en fealdad, engaño,…en tu antigua etapa, para que se convierta en la alegría de corazón que siembra sinceridad en su nueva manera de ver el mundo y que sabe como proceder, ya no solo para evitar el camino que ahora te disgusta, sino para iniciar un camino fructuoso, que hará que nazcan frutos de equilibrio que incluso no seas tu mismo quien los recoja pero que si habrás sentido como un camino dichoso.
No hay nada que tenga más valor que el rectificar. Es un valor de peso. Implica un corazón valiente que se ha enfrentado a su contaminada verdad para resurgir con un nuevo talante, el de construir responsablemente una vida más armoniosa y equilibrada. Para ello pondrá todo su empeño y alma. Consciente que paso a paso evoluciona por su transición por la vida pero de una manera más consciente y plena.
Por cada agujero doloroso infundido, ahora sabe que ha de plantar, ya no solo un árbol, sino quizás un futuro bosque. Y esa visión impregnará tu espíritu.
No pierdas energía en un castigo infructuoso. Esfuérzate en construir, en crear en positivo y ese aprendizaje será tu «pena» transmutada en colaboración consciente con la vida.
El equilibrista mira siempre hacia adelante, aunque a veces rectifica y se para hasta regresar de nuevo a su centro y reinicia su viaje hacia adelante.
ALURA! La magia de la Vida, está en la Alegría del Corazón
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