¿JUZGAR O NO JUZGAR?

Mar 2023

¡No juzgues! Es un mantra que prolifera cada vez más en todos los aspectos de nuestra vida, en las cosas cotidianas, las noticias, en los ambientes «espirituales» de la New Age.

Si nos paramos a analizar la mayoría de veces viene acompañado «…si no quieres que te juzguen a ti«, sonando casi a amenaza, y desmereciendo al ser que emite un juicio dando por hecho que tiene cosas que esconder o corregir, cosas que has hecho mal…pero es que precisamente se tratar de darse uno cuenta cuando emite su propio juicio o agradecer que alguien aporte claridad con su juicio para rectificar lo que haga falta.

Parece que una voz de fondo susurre por doquier que no te pares a pensar y analizar ni ideas ni pensamientos ni acciones de los demás, pues todo vale, como si no existiera el bien y el mal, lo correcto e incorrecto. Como si lo que piensa, dice o hace el otro nada tuviera que ver contigo, como si todo estuviese inconexo. Como si fuese malo indicar y señalar la incorreción en el otro. Viene a decir que tú no eres nadie, que no debes situarte por encima de los demás, todos somos iguales y libres de hacer lo que nos plazca. ¡Viva el relativismo¡ y ¡Muera la autoridad moral, la autoridad de la verdad!.

Casi está bien visto y se considera educado el no decir nada, el callar ante cualquier locura, el auto-tildarse de «tolerante» (que palabra más engañosa, el mundo al revés).

Se premia la cobardía, la ignorancia, el conformismo, el anti-discernimiento y se le reviste con «bellas palabras»: pacifismo, tolerancia, libertad (¡o mejor dicho libertinaje!)

¿Dónde queda la verdad?¿Dónde queda el sentido?¿Dónde queda el juicio?

jugar o no juzgar

Sin juicio no hay claridad, no hay discernimiento, no hay decisión correcta, no hay rumbo, no hay justicia.

Más que juzgar, en el sentido de incriminar, sentenciar, culpar,… pensemos en hacer un juicio sobre algo, sobre una situación, estamos analizando acorde a un Sentir, a una corrección, a una alineación a unos valores,… Esa debería ser nuestra manera de actuar. Es estar presente, analizar, darnos cuenta, valorar desde el Sentir y el conocimiento y decidir si lo que veo, lo que me rodea, es sano, es justo, es valioso, es bueno,… en definitiva moral.

Si nos quitan eso, ¿Qué nos queda?¿Dónde queda nuestra capacidad de discernir?¿de obrar en consecuencia?

Es importante no caer en la trampa del «que dirán: que te llamen maleducado por decir la verdad en alto», «lo políticamente incorrecto» (justamente la política actual es lo más alejado a la moral), ya sea que te digan «egóico» o «que te crees superior» o intolerante o «un metomeentodo» por señalar una incorrección.

Nuestro deber moral ante un hecho injusto, incorrecto, de maldad, es hacer aflorar la verdad, si hay una incoherencia, si se ve claro el descontrol. Si no es así, si dejamos pasar todo, si consentimos el todo vale, si nadie pone freno a lo que está mal, ¿hacia donde irá todo?

juzgar

Prestar atención es dar nuestra atención, involucra una acción, la de ofrecer nuestro juicio si a quien tenemos delante le falta para que lo «torcido» se pueda corregir, enmendar, enderezar.

Pero no, las tendencias «New Age» te hablan de estar en el presente, de la atención plena, pero ¡ojo! ¡sin juzgar!…entonces…¿de que sirve? ¿estar por estar ahí?¿Un avatar que no tiene alma, que no es maduro, que no es responsable de poder analizar lo que está ocurriendo en su alrededor y en su interior tienen sentido?

Se trata de darse cuenta de lo que ves. de lo que vives, de analizar con el Sentir lo que hacemos nosotros y lo que nos rodea y entonces actuar en coherencia.

Debe haber sentencia, conclusión: Lo que hago no es coherente y a partir de ahí cambiar lo necesario para cambiar.

Y lo mismo hacia los demás. Nuestro deber es hacerles ver si no ven y plantearles otra opción más equilibrada.

Evidentemente, la persona es la que deberá pasar a la acción, comprender, revisar,… Pero si no llega la información por nuestra parte, la alerta de que hay un posible problema, se pierde la entrada de información y el flujo de conocimiento. ¿Dejamos a las personas en ignorancias?¿Es correcto?

Este mundo se queda en las apariencias: «yo con lo mío, cada uno que haga lo que quiera«. Un mundo hipócrita. «Incluso puedo pensar pero no voy a decirlo,…que mala educación«.

¡Cuanta falsedad nos rodea!¡Falta tanto juicio!

Cuando alguien ha perdido el juicio significa que está loco. Pues así está esta sociedad, sin juicio, con el juicio secuestrado por las apariencias, por el dañino relativismo.

Y así nos va, una sociedad llena de personajes cómodos y cobardes incapaces de tomar partido por lo que es correcto, lo bueno. Una sociedad inmoral que ha perdido el juicio, se ha vuelto loca. Tolerante con lo intolerable. Y ajena al verdadero espíritu pues es incapaz de plasmarlo en este mundo. Una sociedad que sin embargo se autoproclama como «espiritual» y «moderna» porque está bien visto no señalar con el dedo a quién obra mal.

Una sociedad relativista en la que faltan cordes (corazones valientes con mentes despiertas), pequeños héroes que en el día a día todavía son capaces de hacer aflorar el discernimiento a cada paso manteniendo la coherencia vital.

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