¿Quién roba a un ladrón tiene 100 años de perdón?

Oct 2023

En ningún caso esta legitimado robar. No está en nuestro derecho natural, infringe la Ley Natural. Por eso, una vez más es esencial pararse a utilizar apropiadamente las palabras.

En realidad quien roba a un ladrón no está robando, es algo parecido a establecer la diferencia entre violencia y fuerza. Un acto que desde fuera y sin análisis podría encasillarse como algo parecido no lo es cuando hablamos en términos de derechos naturales.

Al igual que yo estoy legitimado para usar la fuerza como defensa ante el violento, incluso aunque esa violencia no vaya dirigida a mi expresamente y sea otro la victima, yo estoy en mi deber moral de frenar esa violencia con fuerza y restaurar el equilibrio y frenar así el mal.

De la misma manera, ante un ladrón que me ha robado a mi o a otros, mi deber esencial sería el de recuperar los bienes robados, y digo recuperar y no «robar» aunque la «ley del hombre», la falsa y manipuladora ley, lo considere así, para restituir el equilibrio. Ya sea resarciéndome a mi mismo si he sido perjudicado, ya sea restituyendo los bienes si es otro el agraviado, o en cualquier caso, sangrando y debilitando al malhechor y enfocando la energía recuperada con los bienes para obrar en armonía.

El ladrón nunca es propietario de lo robado, por mucho que intente legalizarlo o justificarlo. Por definición, si él lo ha robado no es suyo. Por lo tanto, si tu le quitas siendo consciente del robo para re-equilibrar, no estás robando, ya que no es propietario.

Por lo tanto quien «roba» a un ladrón no es que tenga cien años de perdón (no hay nada que perdonar), sino que directamente es bendecido, pues ha sido artífice activo de una buena obra, de un reequilibrio vital que es necesario para que deje de reinar precisamente el desequilibrio y el caos.

No debemos aceptar nunca el robo y la extorsión. Son ilegítimos. Deberíamos ser capaces urdir vías para recuperar nuestra propiedad, ya sea un bien físico o económico, ya se sea de otra índole. Aquí podríamos hablar de la propia libertad.

Hablando ya, no de casos particulares, en lo que sería quizás más fácil analizar y encontrar el tipo de propiedad de la que se nos ha abusado o robado y que uno legítimamente puede ingeniárselas para compensar y restaurar el desequilibrio energético y de valor…hablando de algo más general como podría ser el propio Estado que nos gobierna sin derecho alguno y se apropia indebidamente de nuestras propiedades, de nuestra energía, de nuestro tiempo, de nuestras vidas y de nuestra libertad, sería legítimo recurrir a cualquier opción que consiga debilitarlo y sustraerle «poder» para recuperarlo nosotros mismos y poder reconducirlo a los proyectos que nos son afines, es decir , restituir el cauce natural.

El robo continuado del Estado esta normalizado y legalizado pero no es legitimo y va en contra de la Ley Natural.

Moralmente estamos autorizados a ello, aunque evidentemente, el Estado, tiene sus mecanismos de defensa. En primer lugar para confundirte y hacerte creer que tu debes cederles todo: tu dinero, tus bienes, tu poder de decisión, tu autonomía y soberanía vital,… y en segundo lugar que eres tú quien comete la falta si no te ciñes a sus normas o a sus condiciones que tildan de «leyes».

Por eso, como ya haces en entornos hostiles y desequilibrados, deberás ponerte tu capa de invisibilidad, actuar con sigilo pero con contundencia. Tendría que ser uno de las actividades principales en tu día a día. Nunca bajar la guardia sobre esto, cual «Robin Hood» o cual «Zorro» si hace falta, porque el mundo necesita recuperar a los verdaderos héroes, a los «Neo» que sean capaces de conocer al sistema para poder entrar y salir de la Matrix que nos ahoga (nos roba la existencia) y poco a poco hacernos respirar y ver la luz al hacer la malla quebradiza, hasta llegar romperla si hace falta para poder ir reconstruyendo una nueva fortaleza, una nueva manera de vivir de verdadera protección, sólida, con buena base, respetando los principios de la Ley Natural.

Así pues os animamos a debilitar a la bestia, a «robar» al ladrón, no por codicia, sino con toda la intención intrínseca que nuestro acto conlleva.

Que el botín recuperado sirva para restaurar el sentido, la armonía y el equilibrio, en nosotros mismos y de paso, poco a poco, con nuestra influencia en todo lo que nos rodea.

Es el paso para RECUPERAR nuestro valor robado.

Puedes hacer las trampas que sean necesarias, ya que están legitimadas en base a la conciencia sobre lo que estás haciendo.

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