Todos en algún momento dado de nuestras vidas creemos tocar fondo. Son rachas en las que todo parece ir mal.Todo sale al revés. Nos sentimos desamparados, perdidos, y el color negro se adueña de nuestras vidas.
Sin embargo, esos periodos en nuestras vidas, son también necesarios. Pueden ser indicadores de cambios necesarios a realizar en nuestras vidas, pueden sacar a relucir que una determinada etapa debe llegar a su fin. Pues en esta vida de contrastes y continuo fluctuar, vamos girando y renaciendo y muriendo en ciertos aspectos para poder ir creciendo y madurando.
Cuando uno no es consciente de ello y entra en ese valle de la desesperación teniendo una visión plana, podemos sentirnos caer en caída libre y no parecer tocar fondo. Y sufrir, y maldecir la vida, y de esta manera alimentar la situación y colaborar a que incluso dure más en el tiempo.
Por el contrario, si mantenemos una actitud más serena, más consciente, y aceptamos que debe haber sombras para que brille de nuevo la luz, que debe haber inviernos para que la primavera y la vida puedan renacer, seremos capaces de transitar por estos períodos más oscuros con otro Sentir y podemos aprovechar para hacer introspección, revisión de nosotros mismos, de quienes somos, de que queremos realmente, de que había en mi vida que ha fallado, y lo mismo que la semilla latente bajo la nieve invernal, podremos ir preparando nuestro remontar con mucha más fuerza, más paz y equilibrio.
Las crisis son oportunidades reales de retomar el rumbo. Utilízalas y dales el sentido que tienen.
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