Todo el mundo habla del Amor, del Amor Incondicional. Es una moda hablar de él. Es «políticamente» correcto hacerlo. Se nos abren las puertas de la aceptación de cualquiera ante tan poderosa palabra.
A todos se nos llena la boca de la palabra Amor, pero, ¿y en nuestro corazón?
Si somos sinceros, para muchos es un concepto que queda muy lejano, casi una utopía…sino no, no viviríamos todavía en el mundo del miedo, con desamor, sinsentido.
Cuando vives con el corazón encogido, resulta muy complicado actuar desde la compasión, aceptación, la cooperación… Se vislumbra un abismo por delante hasta el Amor.
Cuando vives en desdicha, con el corazón cerrado, se hace imposible dar el gran salto, está demasiado lejos de nosotros. Eso sí, seguimos buscando las varitas mágicas que nos lleven al otro lado, de forma casi espontánea, si pudiera ser.
En cambio, hay un estado previo al que se puede llegar de una forma más práctica y que está al alcance de todos: La Alegría de Vivir.
Independientemente del estado en que estés, ¿No te visualizas más fácilmente con Alegría? ¿Sonriendo? ¿Empezando a hacer cosas que te ponen alegre, que te llenan el corazón? ¿No lo ves más cercano? ¿Qué se te ocurre a ti mismo para empezar a caminar sobre ese puente?
¡Que bonita y especial es la alegría!
¿Sabes por qué? Porque la alegría está viva, es VIDA, se SIENTE.
Se SIENTE desde el corazón, irradiando cuerpo y SER. Y en ese momento, de plenitud en nosotros mismo, nos sentimos en comunión con el mundo, con el TODO, con el compañero,… y esa es la semilla del amor que invita a compartir, a dar y recibir, formando parte de algo superior a nosotros.
El corazón triste, el corazón encogido, no tiende manos ni puentes, es desunión y por tanto desamor.
La alegría nos brinda la oportunidad de abrirnos paso a paso al amor, que es la armonía, comunión con el TODO.
El amor puede parecer inalcanzable, fugaz, utópico, pero si nos centramos en la alegría de vivir, está a nuestro alcance. Reside en nosotros, como chispa que necesita ser encendida. Es nuestro brillo.
Ríe, vive con la DICHA a flor de piel y tu anhelo de encontrar el amor se empezará a materializar, porque el amor se estará gestando en ti, en tu alegría, con ganas de sentir la vida, de ver la belleza, de respirar el equilibrio, de aportar al mundo…
Cuando te desbordes de Alegría, cuando compartes tu plenitud de DICHA con el mundo, el amor empezará a tener piel, para sentirse y formará parte de la comunión con la vida que es su verdadero cometido.
El amor no está solo arriba, está en ti.
Montse Clemente & Francisco Rueda
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