En los últimos tiempos (2018) se está produciendo en España un acoso desmesurado a las terapias alternativas, a nivel político, a nivel mediático, en diferentes estamentos. Se está promoviendo un ambiente hostil y persecutorio que se ve reflejado en una actitud intolerante por una parte de la población, que solo considera una sola vía oficial de la medicina convencional para la sanidad del país.
Presentamos un manifiesto como respuesta a aquellos que están radicalmente en contra de este tipo de terapias integrativas y que quieren erradicar de manera fulminante otras opciones de elección, limitando la libertad de decisión personal en este tema tan vital.
Manifiesto en pro de la libertad de escoger las terapias alternativas y tradicionales.
¿Por qué no me dejas elegir el camino que SIENTO que debo escoger?
¿Por que no me dejas ir por esta vía, que a veces es más lenta pero otras veces es más rápida? Y que es la que mi corazón dicta que es la mía para llegar a sanarme.
Yo sé qué necesito. Y te respeto a ti, que quieres otra cosa. Que aceptas lo que te enseña esta sociedad moderna, esos fármacos, esas medicinas actuales (nada de tradicionales, porque la tradición es lo que se hereda de antiguo y lo que se reproduce y honra con respeto). Que lo que te impone esta sociedad de la pastilla es mejor para ti.
Yo prefiero alimentar mi cuerpo con remedios tradicionales y ancestrales. Más cercanos a la naturaleza y que me son más naturales pues respetan los ciclos propios de mi cuerpo, de mis procesos de sanación.
Remedios que me enseñó mi madre, que me enseño mi abuela y a ellas su madre y su abuela a su vez y así recogen el saber de la tradición y la experiencia.
Yo prefiero alimentar mi cuerpo y también mis flujos energéticos con técnicas y remedios que no solo ayudan a poner bien mi cuerpo, sino mi mente, mi energía, mi ánimo (mi alma).
¿Sólo lo físico o lo químico tiene el poder de sanar?
Prefiero mil veces empoderarme con lo que tu llamas «placebo» porque solo tienes presente que lo físico, lo químico tiene el poder de sanar. Si ese para ti «placebo» es capaz de hacerme sentir bien y me reequilibra sin necesidad de tomar nada químico externo pues habré conseguido llegar al resultado deseado, con mis propias reacciones químicas internas, que es el de volver a mi equilibrio. Hay muchas maneras para que se active nuestra química interior…
Déjame escoger y si quieres, déjame equivocarme, porque estaré siguiendo lo que siento y lo que decido y a ti no te afectará. Soy yo quien hago lo que quiero con mi vida y mi salud y a ti no te perjudico. Vive y deja vivir.
Yo no quiero imponerte a ti que hagas como yo. Yo te dejo la libertad de seguir los patrones que creas convenientes.
No todo lo explica la ciencia. ¿O también vas a prohibir a partir de ahora la fe y vas a negar la existencia de los milagros porque no son palpables o explicables?
¡Basta ya de prohibir lo que no se entiende, si no te es dañino!
Deja vivir. Deja procesar el propio camino. Déjame creer. No me niegues una posible salida porque este es mi camino.
Yo creo, porque lo siento, en la energía y siento los beneficios de la acupuntura, de la acupresión, del reiki, del apoyo de un amigo, de la atención espiritual, de la paz y esencia que me reportan unas flores, etc…
Es más, me siento envenenar cuando me veo obligado a tomar fármacos porque mi alma y mi sentir y mi cuerpo se adormecen y no conecto con lo que necesito. Me siento «falsamente bien». Adormezco mi dolor y dejo de reconocer qué necesita mi cuerpo y mi SER.
No nos dejan SENTIR los ciclos, ni el dolor, todo ha de ser químicamente mágico e inmediato. Pero yo confío en los ritmos de sanación vitales.
Déjame seguir mi camino y tu sigue el tuyo con respeto.
No me negarás que a veces una simple palabra reconforta, reequilibra y por tanto ayuda al camino de la sanación. Y al contrario, una simple palabra maldita como «cáncer» te predispone a lo que la sociedad,y por ende, tú mismo fatalmente crees. Y no te ayuda.
Hay cosas que escapan a lo físico, lo químico y lo convencional. Y no es magia, ni brujería, ni charlatanería. Simplemente está ahí.
Deja que quién se quiera abrir a ello y tenga la fortuna de conectar con ese flujo vital (que no sabemos explicar pero sí sentimos) lo haga y tú, si no conectas, aprende a respetarlo y sigue alegre tu camino. Es importante el resultado, pero es igual de importante el camino.
Que cada uno elija el suyo.
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