La luna es la referencia en la oscuridad. Nos conecta con esa parte esencial que intuimos pero que no tenemos siempre claramente presente.
La luna, a diferencia del sol, es cambiante, como nosotros. Parece que con ella compartimos el ciclo de renovación, crecimiento, plenitud, descenso y muerte.
La luna es fascinante. Nos saca nuestro grito interior. Nos conecta con nuestra magia. Nos muestra el camino para conectar con lo no evidente, pero que no por ello deja de ser importante y forma parte de nosotros.
La Luna, a diferencia del Sol, es capaz de romper reglas. Se atreve a encarar el día y permanecer en él.
Por eso es una conexión más fuerte que el mismo Sol que nos da la vida con su luz y calor, hacia el alimento espiritual y esencial.
Conectar con la Luna es conectar con nuestra propia energía y nuestro propio divagar cíclico.
La Luna nos alumbra y guía sin dañarnos. Nunca tendrás un exceso de Luna. Nunca tendrás un exceso de conexión interior.
Busca tu luna. Conecta con tu Luna. Conecta con tu Luz interior.
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