El reto de vivir bajo la Ley Natural

Dic 2020

Más que un reto, vivir bajo la Ley Natural debería ser nuestra guía de vida. Vivir bajo la ley natural es comprender realmente nuestra esencia humana. Sentir y poner en práctica nuestra conciencia. Llevar a cabo la libertad de elegir el camino.

Plantearse el reto de vivir bajo la Ley Natural no es otra cosa que plantearse el reto de vivir con plenitud y felicidad, porque cuando elegimos el camino de la Ley Natural estamos escogiendo plasmar el bien, contribuir a la armonía y equilibrio del mundo, generar belleza, sentir la sonrisa del alma que se plasma en nuestras vivencias cuando sabemos conscientemente que estamos obrando con sentido.

El reto de vivir bajo la Ley Natural conlleva elegir el bien, sentirnos bien y comprender que todo funciona bien.

¿Por qué nos privamos de una vida así?

En la mayoría de casos se trata de un problema de desconexión. No prestamos atención a lo verdaderamente importante, empezando por sentirnos a nosotros mismos. Nuestra vida se limita (en realidad la limitamos nosotros) en seguir a otros, a acatar directrices, imitar comportamientos que no nos son propios, no nos colman y nos dañan. Principalmente por contentar la sensación de pertenencia y de contribución. Aunque en la esencia lo hacemos por miedo.

Pero si aquello en lo que contribuimos es falso, es dañino, es contraproducente, es contra-natura, ¿de que sirve mi acción, mi vida?¿qué sentido tiene vivir una vida en la que no me siento bien y que tiene unos resultados desastrosos como fácilmente podemos comprobar si miramos a nuestro alrededor?

Lo extraordinario de lo simple y sencillo

El reto de vivir bajo la Ley Natural va ligado al reto de vivir una vida plena, satisfactoria, feliz en el sentido de saber y sentir, y por tanto comprobar, que nuestros movimientos en el mundo tienen sentido, pues estamos influyendo positivamente en nuestro entorno. Somos conscientes de nuestro valor y de nuestra incidencia y vamos a poder ver los cambio, aunque se traten de cambios en las pequeñas cosas, estos son los peldaños de la transformación del mañana: ¡tantas veces nos olvidamos que en la sencillez está la esencia de la vida!.

Esos pasos sencillos, esas decisiones diarias sencillas, van a suponer lo necesario para corregir, redirigir el rumbo, hacia el bien, hacia la coherencia, hacia la armonía.

Quizás lo más práctico, sencillo, sería empezar por uno mismo: volver a la sencillez, al centro, a lo natural, a la paz, al equilibrio. Darnos cuenta de que podemos elegir cambiar las cosas más sencillas de nuestras vidas y ver como estas decisiones, estas nuevas acciones, estos nuevos hábitos cambian nuestra vida.

Siempre que notemos el hormigueo interno de la satisfacción, el que nos hace sin más remedio esbozar una sonrisa o se nos hincha el pecho con un suspiro de plenitud, estaremos en certeza del buen camino.

¿Hasta que punto estoy dispuesto a cambiar mi mundo?

Se trata de darnos cuenta que falla en nuestra vida, que elecciones estamos tomando, consciente o inconscientemente que nos lleva a una situación anómala, a un desequilibrio. Pero nos cuesta mucho realizar esta visión instrospectiva y retrospectiva de nosotros mismos para encontrar las causas raiz de nuestros efectos (por ello un chamán, un coach vital, te puede ser de ayuda).

Enfoquémoslo al revés: Una de las primeras cuestiones o problemas que nos vienen es la desconexión con la naturaleza. Hemos dicho que la problemática propia es nuestra desconexión natural. El hecho de volver a conectar con la naturaleza nos ayuda a la vez a reconectar con nosotros mismos, a reequilibrar.

¿Y si pones más naturaleza en tu vida?

¿Y si decides al volver del trabajo pararte en el parque, sentarte junto a un árbol, respirar, sentir el sol,…y esto lo haces cada día?

¿Y si en tu tiempo libre, normalmente el fin de semana por el tipo de sociedad que vivimos, decides conscientemente irte a la montaña, al bosque y con ello sintonizar con tu corazón?

recolectar

Seguramente vas a notar los beneficios de esta sencilla práctica, fruto de tu decisión, estarás recobrando salud, equilibrio y con algo tan simple, te escucharás mejor.

Esto que hemos propuesto es algo tan básico, tan obvio, que podría parecer que no tiene nada que ver con la Ley Natural, pero sí que está conectado en cuanto que estás escogiendo lo correcto para la armonía, has prestado atención a tu esencia y has escogido el buen rumbo.

Lo malo es que ni algo tan sencillo muchas veces somos capaces de ponerlo en práctica. Nos da pereza cambiar la rutina aunque seamos consciente que sea lo natural, lo correcto y lo que nos aporta el bien. Nos seguimos supeditando a las trampas del día a día: las normas, las desidias, las imposiciones, las creencias, el yugo del dinero que lo mueve todo y también nuestras vidas,…cuando todo es más sencillo.

La Ley Natural nos es propia y nos condiciona para, si la aplicamos, llevar una vida más plena puesto que nos es más acorde y natural.

Sin ser conscientes de ello, colaboramos en crear un mundo enfermo y sin sentido

Matrix

Así no poniendo consciencia en lo que hacemos, no escogiendo lo que nos hace bien y lo que hace bien al entorno, construimos una vida enferma en todos los sentidos: No nos nutrimos bien, no dormimos suficiente, no prestamos atención a lo esencial, no nutrimos tampoco el alma y nuestro anhelo de descubrir y aprender, no nos paramos a sentir nuestro verdadero rumbo, no hablamos en profundidad ni con sinceridad, no reímos lo suficiente,…

¡Qué diferente sería todo si viviéramos con plenitud y sencillez nuestra vida! Escogiendo el respeto, la armonía, empezando por nosotros mismos.

Si en nuestro día a día eligiéramos conscientemente sonreír, ser amables, conscientes de lo que estamos haciendo es acorde con nuestro Sentir.

Cuando decidimos seguir la Ley Natural, la primera repercusión va a ser que nuestro corazón va a Sentir un agradecimiento enorme por lo que vivimos, los pequeños detalles, la satisfacción vital, aunque pareciese que fuésemos a contracorriente del mundo. Estás a gusto y te gustas por dentro aunque pueda ser incómodo por fuera, pero ahora ya, lo demás no importa.

Cuando vives en coherencia, poco a poco influyes en tu entorno, y va a entrar en sintonía.

Cuando actuamos contra la Ley Natural nos sentimos perdidos, todo es caótico, sin sentido, superficial.

El poder del NO CONSENTIR

Cuando somos capaces de frenar este caos, simplemente con una decisión que puede ser un ¡NO! nuestro, consciente en no colaborar con algo injusto (la justicia nace del corazón y no de la leyes del hombre), de pronto vamos a sentir como se nos devuelve el poder y el valor personal. Es algo impagable porque es un recuperar nuestra verdadera naturaleza. Ese es el verdadero empoderamiento.

No podemos pretender que todo el mundo cambie de repente, pero solo ese pequeño pero gran detalle de no sumarte a la injusticia, hace que volvamos a participar en la construcción de un mundo justo, que lo vives y sientes por dentro.

Vivir con la conciencia tranquila es vivir en equilibrio. Imagínate que muchas conciencias tranquilas cohabitasen,…

Si a partir de ahí vas tomando conciencia de quien guía nuestras vidas y poco a poco dejamos que sea el Sentir, en conexión con la Ley Natural, el que vaya tomando las riendas de nuestras decisiones, vamos a recuperar la verdadera Libertad, que no es otra cosa que la Libertad de elección para construir una vida coherente con el corazón, cuando realmente empiezas a SER, pues empiezas a oír tu propia voz en consonancia con la vida.

El reto de vivir con la Ley Natural es por tanto una necesidad auténtica de recuperar la Vida, es la opción natural de Sentir la Alegría de Vivir.

¿A que esperas para aplicarla en tus pequeñas acciones? Esas son las importantes. En ellas vas a sentir y notar tu evolución. No pienses en grandes gestas o cuestiones.

La Ley Natural es algo tan básico como respirar.

La única diferencia es que en el caso de la Ley Natural debes hacerlo desde tu esencia consciente. Debes recuperar tu humanidad y dejar de ser un esclavo de la Sociedad para que tu naturaleza humana, impregnada de esencia divina, pueda al fin llevar a cabo la misión de crear un mundo con sentido.

 

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