Estamos de acuerdo (al menos los psicólogos lo están) que los conflictos tienen que tratarse para evitar el estancamiento y resolver la situación para avanzar, así como para restablecer el equilibrio y la fluidez.

Nuestra manera de abordar un conflicto dependerá de la complejidad del mismo, pero sobre todo del estado en que nos encontremos nosotros respecto al conflicto: si lo abordamos desde el miedo desconectados de nuestro sentir o si lo hacemos desde la confianza y la alegría de vivir, con plena conciencia de que debemos resolverlo de la mejor manera para las partes.

Todo conflicto requiere una comprensión y un posicionamiento por las partes, teniendo en cuenta el propio yo y el Todo. Es importante tener en cuenta que no hay resolución sana de un conflicto sin esfuerzo, y debería ser procesado por nuestro Sentir.

Podemos detectar 6 modos de abordar un conflicto:

1.Huir

Huir, escapar es lo mismo que evitar. Aquí el miedo nos sobrepasa, y escapamos de él. El conflicto no se trata y la situación permanece. Muchas veces no lo queremos ver y esperamos que se solucione solo. Generalmente ambas partes pierden.

2.Luchar

Las personas que se enfrentan a un conflicto de forma agresiva tiene un único objetivo: ganar. Aquí de nuevo el miedo se apodera y el ego surge con rabia y violencia. Si alguien gana, otro debe perder. Este enfoque consiste en conquistar, y hace que prevalezca la postura de unos sobre los demás, sí o sí. El resultado es una situación de ganar-perder

3.Rendirse

Aquellos que ceden en un conflicto, lo resuelven retirándose. Es un caso de falso «buenismo«. De nuevo el miedo entra en escena disfrazado de buenas intenciones o limitaciones. Es una situación de perder-ganar. Es una posición fácil, que no requiere esfuerzo, para solventar de una manera insana el conflicto.

4.Eludir responsabilidades

Aquí ya eres consciente que hay un conflicto que se tiene que resolver pero crees que el conflicto te supera. Buscas delegar la resolución en un tercero e incluso culpabilizas a otros por la existencia del conflicto. Aquí posiblemente entra en juego una tercera parte que actúa como autoridad, y entra a estudiar la confrontación para resolverla, aunque no necesariamente de forma sensata, ni a favor del que delega. No se hace trabajo completo de comprensión del conflicto y se minimiza el esfuerzo. La solución viene impuesta del exterior, que es lo que estamos aconstumbrados. Existe el riesgo de que ambas partes pierdan, ya que probablemente el tercero no contempla las necesidades esenciales a cubrir en la resolución del conflicto.

5.Alcanzar un acuerdo

En función de como se perciba, un acuerdo es una situación aceptable para ambas partes. Normalmente se procede a un proceso de ceder en ambas partes sobre la solución propuesta por cada uno. Si bien la solución no es ideal para ninguno de los dos, se considera «razonable». Aquí se puede hacer algo de trabajo en la comprensión del propio yo y generalmente se empatiza con el otro, y el contexto. Es una situación mixta ganar-perder/ganar-perder. Se resuelve de alguna manera el conflicto (ganar) aunque no consigo resolverlo del todo como anhelo (perder).

6.Llegar a un consenso

Un consenso se basa en una solución nueva desarrollada por ambas partes. Muchas veces confundimos consenso con acuerdo, pero no tiene nada que ver. A diferencia de un acuerdo, es una situación ganar-ganar para los dos partes, porque nadie tiene que echarse para atrás ni ceder, sino que ambas partes desarrollan una «tercera o cuarta o … vía» juntas utilizando su creatividad. Se exploran situaciones nuevas, diferentes, por ambas partes en donde tengan cabida sus necesidades e incluso aparecen escenarios con nuevos ventajas. Se contempla lo posible y lo aparentemente imposible, damos oportunidad a expresarnos abiertamente y romper las barreras de comunicación. Este sería el método aconsejable en la actualidad para resolver un conflicto. Aquí desaparece el miedo, actúa el Sentir y la imaginación creativa de nuestra mente superior.

¿Cómo abordas los conflictos?

Por tus actos te conocerás